Creado en: marzo 16, 2023 a las 07:00 am.

Héctor Ochoa: retratista de una victoria

Foto: Andy Jorge Blanco

Hace unos días que al camarógrafo y documentalista Héctor Ochoa Carrillo se le encendió el pecho por el regocijo. Su nombre prestigia la lista de los profesionales que merecieron el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida, que otorga la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Entonces volvió a proyectarse en el imaginario de los espectadores su obra más sublime: La verdad de la historia.

Cuentan que a sus 92 años no se aparta de la boina verde olivo palmaria de una vivencia personal, que aún le parte el alma, pues perteneció a un muchacho que mataron en las ensangrentadas arenas de Girón.

A pesar de los años, no deja empolvar los recuerdos de aquel amanecer del sábado 15 de abril de 1961. Mientras cumplía con la guardia en el entonces Palacio Presidencial, en La Habana Vieja, divisó a lo lejos una humareda negruzca, huella del bombardeo sobre el aeropuerto de Ciudad Libertad, en Marianao.  

Tras una llamada de urgencia, el fundador de las Milicias Nacionales Revolucionarias tomó su cámara para inmortalizar el hecho, preámbulo de lo que sería, horas más tarde, una invasión mercenaria orquestada desde Estados Unidos.

«Cuando llegué vi unas tres rastras ardiendo. Allí filmé la recogida de dos cadáveres y muy especialmente un trozo de tabla donde Eduardo García Delgado, uno de los jóvenes artilleros ya moribundo, había escrito con su sangre el nombre de Fidel. No he olvidado la imagen», contó a Andy Jorge Blanco el avezado del lente.

Pero no solo los acontecimientos de Girón le han hecho disparar su cámara y rodar su imaginación, para contarnos la realidad a través de imágenes de valía, como aquellas en las que perpetuó la tragedia del ciclón Flora. Se dice que al lugar llegó colgado de un helicóptero que acabó cayéndose. Esa anécdota, no es más que un reflejo de la pasión por resguardar la realidad, con la lucidez y nitidez que demandan los hechos.

Sus pininos en el mundo del audiovisual datan de la década de 1940, cuando comenzó a trabajar como asistente de iluminación de los camarógrafos de cine al rodar las noticias en vivo en los Estudios de Estrella y Plasencia.  Después se inicia como camarógrafo en el Noticiero Nacional de Televisión cuando este se funda en 1961.

Una historia pródiga atesora en el mundo del documental. Entre sus obras se inscriben El festival de la toronja (1962); El castero (1965); Vanguardias del volante, de los Estudios Cinematográficos de la Televisión Cubana —que concursa en el Festival de Leipzig de noviembre de 1968—, La verdad de una historia (2014) —premiado por la Caribbean Broadcasting Union y por el festival Caracol de la UNEAC.

Como camarógrafo rodó escenas en exteriores para el espacio televisivo de las Aventuras. Por su brillantez como profesional del lente recibió, en 2002, el Premio Anual Juan Gualberto Gómez de Periodismo, en el apartado de cine, y cuatro años más tarde abrazó el Premio Nacional de Televisión, uno de los reconocimientos que guarda, a sus 92 años, como gran tesoro de su paso fértil por el mundo del audiovisual.

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