Creado en: diciembre 15, 2023 a las 10:41 am.

Julio García Espinosa, muchos y único

Julio García Espinosa, en el nivel de los clásicos. /Foto: Archivo Granma

La palabra es orgullo. Es justo este el sentimiento que nos sobrecoge cuando se piensa en un hombre como Julio García Espinosa, un nombre que nos remite a la belleza, a juzgar por aquellas luces que dieron sentido a su existencia.

Muchos fueron sus desempeños. Si bien es reconocido como un hombre de cine,  porque fue en esas aguas por las cuales mayormente anduvo, también es cierto que este intelectual solar, al que rinde homenaje el 44 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, fue, en toda su magnitud, un apasionado del arte. Basta acercarse al libro, Julio García Espinosa, vivir bajo la lluvia, compilado por su compañera en la vida, Dolores Calviño, para ver el rosario de espacios en los que dejó su huella.

Director, allá por los 40, de la Compañía  Juvenil de Teatro Vernáculo Renacimiento, en la que también actuaría; escritor y director de programas radiales; uno de los fundadores del Instituto Musical de Investigaciones folclóricas; poeta probado en el libro Aquí en mi país.

Después de la Revolución, una de las figuras fundadoras del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, creado en marzo de 1959, que años más tarde dirigió; fundador de la Uneac; director del filme Aventuras de Juan Quin Quin, una de las más populares películas cubanas; viceministro de Cultura en 1978, ocasión en que creó los festivales del Son, de la Guitarra, de la Música Electroacústica, así como el Festival de Música de Varadero, para promover la música de América Latina y caribeña; presidente del Festival Internacional del Nuevo  Cine Latinoamericano, y director de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.

Contemplado a vista de pájaro, se lee fácil. Pero bien se conoce lo que significó para la Isla la creación de muchos de estos proyectos, en los que puso el alma Fidel y siguieron hombres como García Espinosa, dispuestos a colocar el nombre de Cuba en escenarios internacionales y dignos, iluminada por la luz de su cultura.

Por todo ello, no faltó razón  a los ponentes que, por estos días, en la sala Glauber Rocha, de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano,  se reunieron para honrar su figura.

Conducidos por Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, sobre Julio conversaron el director y fundador del Icaic Manuel Pérez Paredes; el cineasta colombiano Lisandro Duque, y el investigador y crítico de cine Victor Fowler, autor del libro Conversaciones con un cineasta incómodo: Julio García Espinosa.

Paredes se propuso hablar de Julio en la Cuba y la América Latina de este mismo minuto, encomiando su altísima generosidad, su valiosa entrega como asesor y tutor, con esa fuerza que siempre lo movió para educar a los jóvenes. «De Julio hay mucho en mi formación», dijo. Lo definió como un hombre brillante, auténtico y sincero, y quiso recordar su epicidad y su disposición de meterse en la piel de los proyectos, y mejorarlos.

Del Julio que no tenemos habló Fowler, y mencionó algunos anhelos no concretados, a la par que recorrió aristas del pensamiento del cineasta. Habló del Julio que necesita existir, el que está al servicio de la batalla ideológica.

Duque, honrado de su amistad, lo recordó nobilísimo, incapaz del mal, que fue muchos a la vez. Se refirió al cine imperfecto que quiso su amigo, el cual le despertó «sueños y deseos de hacer películas», y aseguró que el cine perfecto es casi siempre reaccionario. Julio, dijo, quedó para mí en el nivel de los clásicos.

(Tomado de Granma)

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